de aquella flor desnuda
que un día fuiste
Frente a mí
Las manos aún adivinan
tu olor en las noches húmedas
y lo transforman en verso.
marchitos.
Todo perece, quizás sólo permanezcan
Tus heridas y el perfume.
"STULTI EST IN ERRORE MANERE"
Hoy tu tormenta ha vuelto a azotar mi alma, cansada, moribunda, decapitada de ilusiones que forjaste hace tiempo, demasiado lejanas y extrañas. Me parece haber estado abrazada por el viento frío de poniente, ahogada de arena, expectante a la marea y al aviso ambiguo de los navegantes.
Las olas se han tornado roncas, demasiado largas, y me descubro mirando a un horizonte donde las gaviotas parecen ser manchas de espuma sobre orilla perpetua. Sus graznidos parecen mayores que ellas mismas.
Frente al océano, el litoral se deshace en gemidos bajo la luz difusa del anochecer y la luna menguante se va hundiendo en la insignificancia, lentamente. Plata sobre la negrura. Desde la tierra en sombras el tenue rumor de las aguas parece cobrar vida propia. Ahora sólo pienso en las dunas, en sus curvas invisibles en la oscuridad, frescas por la humedad de la noche.
Ya no sopla el viento. El resto del mundo está sumido en el silencio salvo los velos de sombra, que se extienden a la deriva, por norte y sur… Pienso en la temeridad que el hombre toma como venganza frente a la mujer amada, siempre insatisfecha, preocupada, efímera como una burbuja en el rompiente del mar.