Desde estas líneas, de nuevo, quiero contarte cómo va la “partida”.
Ya sabes que hoy no es un día especial, sólo nos queda uno a tachar para que todo empiece a girar, como cada año, igual que pasa siempre desde que abriste la primera vez los ojos aun sin ser consciente de lo que acontecía a tu alrededor. Esto me recuerda que, si de ahora en adelante todo va bien, tal y como deseo, esta misiva electrónica -que no va embotellada ni destinada a mares de naufragio- se convertirá pasado mañana en un mero signo topográfico reducido a la mínima expresión que indique el párrafo aparte.
Me hallo ante un panorama invernal de matices veraniegos, tan soleado como un Junio fuera de contexto, dulce y sosegado desde las sábanas, como en un sueño encantador y, sin embargo, tan solitario como un día de Domingo ¿Qué se hace en un día de Domingo? ¿Para qué sirven los Domingos? ¿Existen los Domingos en los Universos Paralelos? ¿Habrán inventado el Calendario allí o seguirán pasando los días como en Alba Longa?
Sin duda alguna, los Domingos tienen ese cierto aire natural, esa privilegiada capacidad “dual”. El Domingo es la moneda de las dos caras, podemos verla desde diferentes culturas, podemos debatir si es o no el primer día de algo que llamamos “semana”; pero lo cierto, y no me equivoco, es que es un día pre-fabricado para la reflexión… Domingo como eufemismo, como la Reina Géminis de los días y aniquiladora de un tablero de 64 recuadros.
Los Domingos, en general, no sirven para NADA; deberíamos retroceder en un “Delorian”y armarnos en huelga contra toda esa gentuza romana, “cagarnos” en su mísero día de descanso inventado y en la plaga de la tradición Judeo-cristiana… en los Concilios, los Dioses y venerar a más Marías Magdalenas, todas ellas con un par de huevos.
Los Domingos tan sólo me recuerdan que el tiempo sigue pasando, que mañana será otro día de otra “maravillosa” semana; me recuerdan que debo ir a trabajar, al banco, a hacer compras, a darle de beber al gato… ¿Pero tengo un gato? El Domingo está bien para aquellas personas que tengan gato, aplicando las máximas Aristotélicas.
El Domingo es la antítesis del Universo Paralelo; primo-hermano del Mundo denominado “Real”, la conjunción perfecta de todo lo que pudiéramos haber sido y no fuimos, de todo lo que podríamos haber hecho y nunca conseguimos afrontar…Es tiempo de reflexión para lo venidero, el nexo perfecto entre Fantasía y Realidad… Y, sin embargo, no vale para NADA.
Si nos detenemos a mirar lo que suponen los Domingos nos daremos cuenta de que estos no parecen ser muy diferentes de nosotros mismos, raza superior y ejemplo de la “evolución”… no muy diferente de los animales, por mucho que se empeñen en decir lo contrario… Quizás deberíamos plantearnos ahondar en las características “negativas” como el cinismo, la hipocresía, la adulación… Pero me temo que esto se encuentra también en otras especies animales.
Como comentaba, los Domingos no parecen ser inertes, se parecen al resto de personas vertebradas e invertebradas que “habitamus” en los “Universos”. Un Domingo podrías ser tú, o yo, un ente asexuado o asexual perdido en un Hemisferio indeterminado. El Domingo, y deja que reitere, sólo es un guía mediocre de lo que se supone que es nuestro viaje; nos recuerda lo que somos cuando aparentemente no hay remedio, lo que podríamos haber sido antes de que los días, meses, años, fases lunares, vicios y demás garantías contractuales de nuestra vida hubieran contaminado nuestro cuerpo.
Pero, ¿Para qué vale el Domingo aparte de para hacernos sentir malditos? –Recordar tan sólo que todo mes que comienza en Domingo tendrá un Viernes 13-
Quizás, el Domingo tenga la maravillosa virtud de incitarte a escribir, a sentirte tú mismo, a pasear por playas y mentes, relajarte o, tal vez, concederte diez horas más de sueño… Quizás no exista época mejor en todo el año que el Domingo para perder el tiempo que te resta preocupándose de cosas banales… como siquiera escribir sobre el propio Domingo.
Hoy es Domingo y, desde la cama, me sacio de olores y expresiones de noches anteriores. No quiero pasar por la ducha porque tu aroma aún magulla mi piel y el pijama que me cubre… ahora está guardando secretos que sólo tú y yo conocemos. Quedan pocas horas de luz, de Domingo en si mismo, pero no me hacen falta las gafas de sol, tal y como te comenté ayer… Las calles están desiertas, mi cama vacía, el corazón desorbitado y tú, tan dulce, en el Universo Paralelo –no sé si aún de vacaciones-
El caso es que tu voz aún habita en mis oídos que, aunque sordos, pueden escucharte… Supongo que tendrás que venir a recogerla algún día porque, según tengo entendido, echas de menos tus propios gritos. He divagado… ¿De qué hablábamos ayer? Si continúo así pareceré una “replicante” de Fray Luis de León después de pasar años en la cárcel por decir las cosas como son…
Sí, te decía que no había nadie por la calle, que quedaban pocas horas de sol, recordarte que hoy es Domingo y tú sigues de vacaciones en el Universo Paralelo… La Playa cierra por la noche, es un dato a tener en cuenta… Sólo tienes que ver una película de Tarantino; en la “Prima Vigilia”, y no me refiero a la casa de ningún familiar nuestro, todo desaparece… la mítica Cueva Platónica lo engulle todo; sólo quedamos tú, yo, y nuestro escondite… así que date prisa porque ni el Domingo ni la “partida” pueden durar ya más de 100 años, pregúntale a Márquez.
Por mucho que me digan, por mucho que insistan, la vida es sólo una partida de ajedrez; un tablero gigante donde nadie nos mueve ni estamos abducidos por fuerzas ni hilos sobrenaturales. Sólo nosotros, con cada Domingo, “sobrevivimos” al ataque masivo de un no sé qué continuo. Ahora sonrío, me acuerdo de cuando me dices que siempre hago lo que quiero… ¿Soy libre? ¿De qué? ¿De elegir? ¿Elegir qué? Sólo elijo el próximo recuadro, me da igual blanco o negro, para que nada ni nadie pueda darme “jaque”; esto no es cuestión de ganar o perder, sólo de permanecer un Domingo más y tener el estómago lleno… ¿Para qué? Eso lo decides tú, y no me refiero a ti, que estás leyendo o de vacaciones, sino a la persona en sí misma.
Ancestralmente hablando, hace miles de millones de años, el ser humano –no muy diferente en apariencia física de las nuevas generaciones que hemos procreado- no tenía ni por asomo los mismos problemas que el ente imperfecto, cosmopolita y socialmente acomodado del siglo XX… Yo sigo “viviendo” allí porque tiene bonitas vistas al mar, porque la vivienda es más barata, porque ni estoy hecha, ni soy mujer de siglos veintiunos desconocidos e inhóspitos. Soy animal de costumbres racionales -en su gran medida- la mayor parte de los Domingos; persona de taparse con la manta –aunque eléctrica, que para eso te la regalan- cuando hace frío, encender estufas cuando se te hiela la sangre -y que viva el Comunismo-, tomarme un cacharro a la salud del tito Fidel y de su amigo Sam –de origen valenciano- con unas rajitas de limón de Murcia… y que viva España y Olé!!, de leer donde me de la real gana y de “mentar” a la madre que me parió cuando me cabreo ¿O es que me van a contar que la vida ahora gira en torno a un combinado “Cosmopolitan”, que todo se ve mejor desde la gran manzana –bocado que le daba…- o que todo era perfecto cuando se pedían Martinis dobles, mezclados, no agitados? Vamos a dejar estos aforismos para un Lunes, que hoy es Domingo y, afortunadamente, la "big life" yanqui no está invitada a esta “partida”.
Centrémonos en el verdadero tema importante, en el cáncer de la sociedad, en las células que hemos ido añadiendo paulatinamente a nuestro ADN primate… Al fin y al cabo, recordar al lector que, ni los dinosaurios, ni los hombres de las Cuevas, jugaban al Ajedrez. Acaso debiéramos dar las gracias a algún desgraciado hindú, a las invasiones de los árabes, a la inmigración, a las sociedades medievales y a los alfiles que –aún conservando formas de Obispos- no dejan de ser “elefantes” desde mi humilde “desconocimiento” lingüístico.
Hace miles de millones de años, el Domingo no existía, no había tiempo para depresiones, ni para préstamos… sólo cabía imaginar días como barbechos… “Hoy como” “Hoy no como”… y, ni siquiera, se era consciente de ello… “Gamba chunga, Tata tumba”, y no había más.
Podríamos divagar eternamente llegados a este punto de inflexión, en este alto en el camino… pero ya habrá más Domingos para el 2008, sin coches volando, ni robots que te hagan la comida… sólo quedará la mediocridad, el bullicio y las mentes depravadas que no inventaron los científicos de nueva era -INCISO: encenderé este pequeño conglomerado de hojas secas de tabaco con aquel artilugio de llama incandescente… Y en Altamira aún frotando dos piedras…-
Este tema se me va de las manos y la playa acaba de cerrar… El Domingo me dio el último aviso hace poco más de media hora. Hoy es un buen día para fotografiar todo aquello que sólo podemos ver en Domingo, desempolvar los viejos recuerdos ¿Me echas de menos? ¿Pero qué echas de menos? ¿Es a mí? ¿Y los besos? ¿Y las olas? ¿La bufanda? ¿La has traído? Yo soy la bufanda.